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miércoles, 27 de enero de 2016

Consumidos, David Cronenberg




Título original : Consumed

Año de publicación : 2014

Título en portugués : Consumidos

Año de la presente edición : 2014

Editora : Alfaguara

Traducción al portugués : Cássio de Arantes Leite




La primera vez que escuché sobre un tal Kafka no fue en el colegio, sino en el cine. Por aquel tiempo, algunas personas tenían la maldita costumbre de hablar durante la película, así que alguien comentó aquel extraño nombre. Luego pude ir a la biblioteca que administraba la señora Pocha en mi barrio y preguntar quién era ese tal Kafka. Tenía doce años y había ido al cine a intentar ingresar a una película que era para mayores de dieciocho; en Lima, en la década de los 80’s, conseguirlo no era tan difícil. El filme en ciernes era “The fly” y el impacto fue tal que la vi n veces más cuando la repetían por televisión.

Hacia el final de la década de los 90’s la Filmoteca de Lima (en su antigua dirección del Museo de Arte del Paseo Colón, en el centro de Lima) exhibía muchas películas que por alguna extraña razón no circulaban por los cines comerciales. Ahí pude ver “Crash” y regocijarme con aquel efímero momento entre el placer y la destrucción; la tibia carne y el frío metal; el gemido del goce ante lo prohibido, al límite entre la vida y la muy probable muerte.

Ya en la isla, disfrutábamos con amigos, sentados en el tatami compartiendo pizza, vino y películas. Así, de esa manera departíamos, cuando coincidíamos en los pocos momentos que teníamos libres. Una película en especial, la de un padre de familia y esposo abnegado que pareciera no matar una mosca se ve de pronto obligado a obedecer a su instinto para sobrevivir. Lo interesante está en lo que él esconde, hasta de él mismo. Aunque todos los actores estaban muy bien en sus roles, a Ed Harris lo recuerdo magistral en aquella “A history of violence”; corría la mitad de la primera década del presente siglo.

Hacia finales del 2014, cuando me hice del libro, sin siquiera imaginar que terminaríamos viviendo en Canadá (¿alguna señal del destino?) recién había sido publicado en Brasil, y, durante un viaje a Lima me preguntaba: ¿por qué no hay una traducción al castellano de su primera novela? David Cronenberg (Toronto, 1943) es un director de culto en varios lugares del mundo, y leía que éste libro había sido publicado simultáneamente en varios países y a diversos idiomas, menos el nuestro. Vale mencionar que en este enero que ya acaba la editora Anagrama llena ese vacío, y brinda a los no pocos seguidores del director canadiense su debut como escritor, a los setenta y un años de edad.

Todo lo que puedes esperar de Cronenberg como director lo encontrarás aquí, y más; el canadiense para variar no decepciona. Un asesinato en una esfera alta de poder y dinero, con sesiones de canibalismo de por medio, algo de masoquismo, y mucho morbo. Aquí una amputación no es sinónimo de tristeza, por el contrario, es un anhelo, y siempre con gente alrededor oteando, como deleitándose de lo prohibido. Ése es ambiente al que los periodistas Nathan Math y su esposa Naomi se sumergen, comenzando a investigar cada uno por su lado. Ellos se mueven en las antípodas, mientras Nathan está en París, Naomi en Tokio; por ejemplo, y, aunque físicamente estén alejados, están siempre presentes por medio de la tecnología, intercambiando detalles, imágenes, archivos, deseos secretos, muchos de ellos morbosos acerca de los resultados de sus investigaciones a la excéntrica pareja de esposos Célestine Arosteguy y su esposo, el famoso filósofo y escritor francés Aristide Arosteguy.

Y para llegar a ellos se depararán con el enigmático Dr. Molnár, (Zoltan, para amigos y clientes), sospechoso por pertenecer a una red de tráfico de órganos. Él atiende aquellos casos que cualquier cirujano con dos dedos de frente jamás atendería, como el acceder a realizar una mastectomía cuando no se necesita. También con el Dr. Barry Roiphe, quien investiga una nueva ETS bautizada de Roiphe, enfermedad que Nathan contrae con una riquísima y masoquista eslovena. 




Si además de gustar de Cronenberg, y de novela negra, eres adepto a la tecnología, en esta trama estarás como pez en el agua, pues el autor llena la conversa de sus personajes con detalles técnicos acerca de cámaras fotográficas, de vídeo, ángulos de iluminación, algunos artificios, programas de computador, y un incontable etcétera al respecto, donde no se reprimen la marcas y modelos de los productos de los que se habla; todas ellas agradecen ser consideradas por el maestro. 

Quien va por lana sale trasquilado, se podría decir de Naomi y Nathan, quienes se envuelven más de lo debido, descubriendo que gustan de lo obscuro, llegando a intercambiar (y disfrutar) sus experiencias con terceros, llegando ambos a excitarse sabiendo de los amoríos del otro, terminando ellos siendo escuchados, investigados, maniatados, en aquel gran escenario del cual Arístide Arosteguy se muestra como un gran titiritero. 

Muchos de los elementos de su filmografía están aquí, en su debut literario. Si no conoces a David Cronenberg probablemente después de leer el libro querrás hacerte de varias de sus películas, pero si ya lo conoces, muy probablemente ya estarás buscando éste bendito y obscuro libro, pequeño manual de perversiones y otros fetiches, elementos que enmarcan una gran historia. 

domingo, 24 de enero de 2016

Recuento del 2015



Acostumbrándonos a la nueva rutina recién hoy puedo dejar el recuento del 2015, y, aunque nuestras cosas (entre todo, libros y discos también) llegaron el mismo día 31 de diciembre, todavía siguen embalados en las cajas, por esa razón esta entrada carece de imágenes. Espero poder juntar los libros leídos en el 2015 en algún momento y poder graficar en el futuro esta reseña.



En Lima me acompañó El adversario de Emmanuel Carrère. Es un libro diferente a los anteriores del mismo autor. Deprime. Y eso no es malo. La historia del mitómano Jean-Claude Romand en la pluma (debe ser teclado, pero pluma suena más bonito) de Carrere; cualquier libro del francés vale la pena.

El depararse aquella edición del Rip Van Winkle de Washington Irving fue muy gratificante. Una gran historia que amerita tan buena hechura.

El final del cielo de Alejandro Gándara fue otra grata sorpresa en mi idioma encontrada en Curitiba. Una de las primeras obras de éste autor español que hasta aquel momento desconocía. Una historia muy ágil, muy recomendada.

El último libro de los europeos fue una joyita: Las tiendas de color canela del polaco Bruno Schulz en una antigua edición muy bien conservada. Cuentos tan crudos que nos traslada a una época tan dura, fría; dicen que la genialidad aparece en los momentos más difíciles. Si eso es cierto, éstos cuentos serían una prueba de ello.



Del grupo de asiáticos el primero fue una breve obra del último Premio Nobel de ese continente: Cambios de Mo Yan deja claro que de los otros libros de él puedo esperar solo genialidad.

Como todo año una obra de Haruki Murakami me acompaña; quizá sea poco. Obras como La caza del carnero salvaje me hacen pensar eso.

Un relato anónimo iraní que le leo a Sofía con cierta frecuencia también pasó por el blog: La triste batalla. La leyenda iraní de Rostam y Sohrab es toda una joyita, desde la historia, hasta los diseños para ésta edición.

Otro Premio Nobel asiático: El lago de Yasunari Kawabata donde aquello de “cuídense de las aguas mansas que de las bravas me encargo yo” cae como guante de seda. Un maestro el nipón.



Michael Ondaatje se convirtió en mi primer autor canadiense en la vida, y su Buddy Bolden's Blues el primer libro de él. Si te enganchas con el jazz y el blues y claro, la literatura, éste libro te presentará la historia de aquella leyenda de ésos géneros de la que casi no hay rastro gráfico en la historia.

Puedo decir que soy hincha de la mexicana Elena Poniatowska. Los relatos de su De noche vienes solo asientan más en mí el gusto hacia sus escritos.

Concluyendo con los norteamericanos, uno de Charles Bukowski. Su Erecciones, eyaculaciones, exhibiciones son un clásico el cual pocos deben no conocer.

Y si Murakami Haruki está una vez por año, pues con mayor razón debería pasar lo mismo con Jorge Luis Borges, de quien pude devorar Historia universal de la infamia”. Uno repara cuán lindo es el castellano (también debe ser que en los últimos años vivo en países donde mi idioma materno es lengua extranjera) cuando, por ejemplo, abro un libro del porteño. Gracias infinitas al destino.

Y ya que hablamos de Borges, si hay alguien quien debe ser un hincha acérrimo de él es el carioca (que no todos los brasileños son cariocas, ¡por Dios! Éste sí lo es.) Alberto Mussa. Inclusive, aunque suene a blasfemia, ya ha sido comparado con él. Imagino que eso es contra su voluntad, elogios venidos de fervientes lectores, algunos periodistas. Lo cierto es que hay trazos del maestro argentino en su escrita, pero Mussa tiene un estilo propio, del cual, me atrevo a pensar que Borges se hubiese deleitado. El enigma de Qaf es la tercera obra del brasileño que conozco, también la más compleja.

Otro brasileño, el cual debería ser nombrado siempre entre los candidatos a Premio Nobel de Literatura previo a cada mes de octubre es el paisano (vamos, que soy tan curitibano como Cris limeña) Dalton Trevisan. Su obra cumbre pasó éste año por mis manos: El vampiro de Curitiba, título que también da el pseudónimo al autor. Una obra donde es difícil resaltar uno pues todos los relatos son muy recomendados. Tal vez lo cinematográfico de “Debaixo da ponte preta” donde un hecho tan duro es graficado desde diferentes perspectivas, por diferentes personas resalta entre los demás. Tarantino lo filmaría.

Del Perú sólo un escritor: pude leer de Guillermo Thorndike los dos primeros volúmenes de su tetralogía de La guerra del Pacífico: 1879 y El viaje de Prado. La idea era leer los cuatro volúmenes en el 2015, pero bueno, no se pudo. Espero que en éste año concluya (ya estoy leyendo el tercer volumen) la lectura. En el primer volumen la figura y personaje del Almirante Miguel Grau Seminario es como la de una deidad que está por sobre todos. Y con sus actos lo estaba. Dudo que Thorndike se haya dejado llevar por la ficción al describirlo y adjudicarle aquel temperamento y actitud que uno encuentra en el libro. Dudo también que exista otro como él en cualquiera de nuestras fuerzas armadas. El segundo volumen tiene más cohesión que el primero, quizá porque Grau es ahí un recuerdo ya, un héroe como lo es hasta ahora, y la atención de Thorndike como escritor (y la mía como lector) parece más y mejor distribuida entre todos los personajes. Ambos tomos deprimen. Imaginar a Grau y a muchos valientes yendo directamente al suicidio por intereses de otros, mal o nada preparados para siquiera pensar en una guerra, menos todavía para hacerla nuestra. Da rabia. Estos libros, aunque ficción basada en historia real deberían ser obligatorios en la adolescencia. Estoy leyendo con dificultad el tercer volumen porque me traslada al lado de Bolognesi y Ugarte, prácticamente abandonados, y el boliviano Hilarión Daza huyendo con su fortuna…., pero eso es un spoiler. Da rabia, no de los chilenos (ni un poquito, eso deja claro los libros), sino de los propios peruanos en la cabeza del gobierno de aquel tiempo, de aquellos políticos mequetrefes de los cuales parece que somos una fuente inagotable que no se importaban con los Graus, Bolognesis, Ugartes, Cáceres, y demás. ¿Qué tenían en la cabeza?



Ellos fueron mis compañeros de viaje en el 2015. Varios otros se quedaron en espera. Y, aunque están pasando en lo que va del año, creo que si llego a leer doce libros en éste 2016 já estarei no lucro, como se dice en Curitiba. No debo (No debería, pero soy tan débil) de hacerme de más libros pues ya tengo muchos, y ahora el espacio es menor. Pero mi mujer, tan linda, me lanzó una excusa: você deveria ler mais em inglês!, me espeta Cris. You're right my love, le contesto, con la alegría de un niño que sabe que ganará un dulce. Así que haciéndole caso ingresé a un par de librerías en la avenida Commercial Drive aquí en Vancouver. U
no de los primeros libros de Murakami Haruki: "The elephant vanishes", y otro de Jonathan Safran Foer: "Eating animals", ambos en inglés, ya están aquí conmigo. Tendré que donar algo de ropa y hacer espacio para los nuevos libros.

Lo importante es que siempre hayan opciones. Poco tiempo, así que menos facebook. Lo importante es viajar desde mi sofá, del asiento del tren, del bus. En Curitiba hasta siete veces vi gente leyendo mientras caminaba. Una vez lo intenté. Nunca más. Es muy peligroso. Tampoco puedo leer en el baño, como se acostumbra en Japón. Podría ver televisión allí, más si es programación peruana, pero leer no puedo. Pero l
o importante es leer, y que Sofía nos vea leer. Es justo y necesario; disculpen, lo bíblico me aflora. 

Vinos siempre hay, y nuevos amigos para compartirlos. Qué más se puede pedir. Sólo queda agradecer.