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sábado, 16 de junio de 2012

Confesiones de una máscara, Yukio Mishima



仮面の告 - Kamen no kokuhaku, 1948
Confissões de uma máscara
Editora Companhia Das Letras, 2004
Traducción al portugués: Jaqueline Nabeta 


Una de las grandes ausencias era, hasta el momento, la lectura de algún libro de Yukio Mishima 三島由紀 (Tokio, 1925 – 1970), y esta edición contemporánea de Companhia Das Letras, traducida directamente del japonés, fue todo un hallazgo, pues hasta donde sé las ediciones antiguas por aquí eran traducidas de alguna versión en inglés. 

Libro con sendos ribetes autobiográficos donde nuestro narrador, a manera de auto análisis va graficando cómo desde su precoz infancia va encontrando indicios de algo que sospecha diferente y que al inicio no llega a comprender: el sentirse atraído por personas de su mismo sexo. El descubrimiento de la masturbación, y con esto otro sentimiento de culpa, por estar haciendo algo malo, prohibido, que él llamaría de “mal hábito” pero que no relega por sentirse atraído a ese extraño y breve placer que le proporciona. Su primer amor en la adolescencia, o lo que cree serlo, ese sentimiento hacia Omi -su compañero en la escuela- que le quita la razón y el juicio, lo hace sentirse maligno, degenerado, pernicioso; sí, eso quizá era amor. Nos hace saber de su fragilidad ante el resto, por no saber cómo comportarse, inclusive intentando más adelante enamorar alguna joven para sentirse “normal”, y descubrir la profunda apatía que esto le genera. Ambientado a mitad del siglo pasado, con la isla enfrascada en una cruel guerra, lo que lleva varias veces a un posible enrolamiento al frente de batalla a nuestro personaje principal. También nos muestra el pensamiento de aquella época por parte de los jóvenes ante esa situación, muchos increíblemente indiferentes a lo que pueda suceder con la isla, y otros esperando y aceptando la inminente muerte por algún bombardeo en Tokio y “el alivio” –sentimiento extraño pero hasta comprensible- al conocer que bombardearon Nagasaki. 
 
No pareciera que a nuestro narrador le interesara mucho el sentirse aceptado; el coraje que transmite –a pesar de su fragilidad interna que sólo la sabemos cuando cavila en su soledad- hace parecer más importante el aceptarse a sí mismo y tratar de buscar su espacio en ése, el que era su mundo. 

Además del tema principal del homosexualismo, y todavía en tiempos de guerra, hay otros dos temas que aparecen por momentos: la muerte: analiza de una brillante manera la terrible enfermedad en su infancia y los familiares a su alrededor, esperando. Así también las líneas dedicadas al deceso de su hermana son breves pero hermosas; y el suicidio: desde aquella época parecía que ya rondaba en su alucinada mente este tema, algo que por allá hasta pareciera ser un acto normal, una opción más, importante sí, por ser la última. 

Cuando algún japonés –o descendiente, inclusive- te comente de lo más normal sobre el auto-eliminarse, no está tratando de iludir, generalmente está hablando en serio, muy en serio.


 
Aquí la sensibilidad aflora a cada página, desmenuzando al máximo su propia vida, desnudando su conciencia, y entregándonos un inigualable ejercicio introspectivo donde su prosa llega por muchos momentos a ser lírica y práctica, y esta fue una de sus primeras obras. Genio.

2 comentarios:

aintervalos dijo...

Más allá de la simple confesión de una sexualidad intensa e irrefrenable, la narración se torna, por momentos, en una angustiosa negación de sí mismo. El relato, inserto en el segundo cuarto del siglo XX, abarca desde el mismo momento del nacimiento de su protagonista, Koo-chan, hasta el instante en el que finalmente éste percibe que jamás podrá desprenderse de su máscara...
Reseña completa: http://www.aintervalos.com/2012/09/confesiones-de-una-mascara-yukio-mishima.html

Manolo Malpartida dijo...

Creo que desde un inicio la verdadera guerra para él era interna, el aceptarse y poder libertarse, dándole inclusive poca importancia al terror que debió ser ver a su país enfrascado en una guerra de tales proporciones.

Felicitaciones por tu blog y gracias por comentar.

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